
Soy una persona minimalista. Y, aunque no te lo creas, es muy duro. Lo sé porque llevo años intentando reconvertirme. Podría decirte que la filosofía de Marie Kondo me caló hondo pero en realidad cuando saltó a la fama a mí ya no me pilló de nuevas.
Armarios experimentales
Empecé con el Proyecto 333, que consiste en gastar sólo 33 piezas de ropa durante los 3 meses que dura una estación. Pero terminé dejándolo porque el tiempo está muy loco (gracias, cambio climático), por lo que igual necesitaba manga corta en febrero que no podía ponerme sandalias hasta julio.
Al final me decanté por el armario cápsula, que consiste en tener un número determinado de prendas para todo el año (20, 37, 40… no se ponen de acuerdo). Prenda que entra, prenda que sale. Reconozco que mi número de piezas es todavía un poco elevado (66) pero en ello ando.
Sin embargo mis amigas no lo entienden. ¿Por qué me obligo a limitar mi armario? Con la de trapitos monos que hay en las tiendas… Puedo llegar a comprenderlas pero… no es lo mío. Yo prefiero tener menos cantidad pero más favoritas. De marcas españolas y pequeñas si puede ser. Llámame rara pero me llena más.
Como ves, mi objetivo principal es la ropa, aunque intento ampliarlo a cualquier otro objeto. Por ejemplo el minimalismo con los libros lo apaño con el Kindle. Aunque siempre hay excepciones, claro.
Pero el problema realmente está con los objetos compartidos con Hache lo doy por imposible. Él es la antítesis del minimalismo. Qué se le va a hacer…
Sigo en proceso de ser una persona minimalista
Pero no te creas que soy de hielo. Un día te pilla con la guardia baja y… ¡te compras un escurridor de lechugas! Sí, como lo oyes. Estaba escuchando una entrevista a una bloguera de cocina a la que sigo y lo recomendaba encarecidamente. Y voy yo y caigo.
Ya podría haber sido un bolso o unas zapatillas, que seguro le daba más uso. No, tenía que ser un escurridor de lechugas. ¿En qué estaría yo pensando? Adiós a meses de orgulloso ayuno consumista.
En fin, lo he usado un par de veces y no es para tanto. Mis ensaladas siguen igual de sosas que siempre (como no podía ser de otra manera). Pronto será carne de Wallapop y aquí no ha pasado nada. 😛
El minimalismo más importante
Pero el minimalismo realmente importante es el del tiempo. Tenemos que aprender a renunciar. Porque no podemos con todo. Ni debemos. Hacer tu propia granola. Cenar en ese último restaurante de moda. Haber leído ese best seller del que todo el mundo está hablando. O esa serie de HBO. Estar al día de las stories de todas las instagramers que sigues. Comprar a granel. Seguir una rutina de entrenamiento 3 veces por semana.
Por no hablar de Pinterest. Pinterest da para un artículo propio.
En definitiva, más minimalismo en el día a día es lo que necesitamos y no tanto en el armario (que también). Así quedará solo lo realmente auténtico y lo que nos llena.
En fin, que si crees que tú también podrías llegar a ser una persona minimalista, pruébalo. Inténtalo de la manera que creas que mejor se adapte a ti y me cuentas.
Y si te produce risa solo de pensarlo, hazlo. Piénsalo y échate unas buenas risas. Que siempre vienen bien. 😉